- año 1830
- 50 personas
- Calle Persiles 10, Tomelloso

En nuestra visita nos acompaña Cándida, amable y hospitalaria a más no poder, contándonos curiosas historias de su familia.
Los huecos redondos de las lumbreras son perfectos. Observamos el pocillo que socorría al bodeguero en el caso de que reventara alguna tinaja, también un largo pasadizo que conducía a una noria y una escalera condenada que fue la primera entrada que tuvo la cueva.
Las tapas de enea para cerrar las bocas de las tinajas, ganchos, garios, una gradilla, toneles, gomas y una buena colección de bombonas de cuatro arrobas que Cándida ha ido colocando estratégicamente entre las tinajas. “Mucha gente me pide que se las venda, pero las quiero conservar aquí”, -dice Cándida.
La casa donde está ubicada la cueva tiene una historia que va acorde con sus grandes dimensiones, incluso fue sede de la Iglesia del barrio durante el tiempo que tardó en construirse el templo de la calle Cabo Noval. Nos despedimos, sigue lloviendo, pero quedamos en volver para volver a disfrutar de esta cueva en mejores condiciones de luz y tiempo. Y así lo hemos hecho hoy, disfrutando todavía más que la primera vez.
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- Lunes a domingo - 12:00 a 13:00 (Posibilidad de concertar visita y horario según tus preferencias. Consultar por teléfono)
- 3 € / persona (menores de 12 años gratis)
- Antonio Bellón
- +34 617 25 08 21
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